sábado, 17 de noviembre de 2012

Verso a verso

Del día en que empecé a amar Estambul.

Ya lo había pensado antes, ya se me había ocurrido.
Y ahora es cuando. Porque antes, no tenía sentido.
Guardo apuntes de los primeros momentos y puede que vuelva a mirarlos y puede que os haga un resumen.
Pero es ahora cuando por fin he pensado que no voy a querer irme de aquí.
Empieza a anochecer y son las cuatro de la tarde y eso me mata; como me mataba la prisa y el ruido y la gente y el aire contaminado. Pero ahora descubro los cielos, tan abiertos como nunca los había visto. Y descubro las aguas y la vista desde el ferri; recuerdo mi primer viaje de vuelta, de Asia a Europa, con los relámpagos sobre Sultanhamet y tan lejos de nosotros.

Quizá escriba, quizá no.
Al menos lo siento bello, y bello vive, con las excursiones de cada viernes por la mañana.


Hacía tiempo que no tenía tantas ganas de volver a dibujar.

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