De las mujeres que se sientan en el césped entre Hagia Sofia y Sultanhamet
con una botella de Coca-cola y una niña a la que cuidar para merendar.
De los ojos que te miran a través de una rendija, de las que no se dejan fotografiar por orden divina,
de las que visten de negro por ser el color de lo invisible y de la nada.
Impresiona ver como una cara es el mapa donde se refleja toda una vida
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