martes, 25 de junio de 2013

Tree of Life

Se me pasan los días volando.
25 de junio.

Entre aquellos árboles del bosque de Izmir, a la orilla del lago Karagöl.
Una noche me di cuenta de que se me habían olvidado las estrellas. No hay más que dos o tres en la noche de Estambul. Me fui a mirarlas durante un rato. Y en aquel rincón del mundo conocí a una mejicana y a un suiza que también miraban las estrellas.

Teníamos una tienda para siete, dos tiendas de campaña pequeñas y una caravana. Había mucha gente que había nacido en muy diferentes puntos del mundo en un tiempo parecido. Patatas asadas junto al fuego y muchas historias que contar. (Where are you from? ¿Y qué más da?)

Mucho amor y mucha belleza. Adornos naturales, plumas de halcón.

Música electrónica que hacía vibrar el bosque. El croar de las ranas al atardecer...

La puesta de sol al ritmo del tambor.

AMIGOS.















Me ahogaba el humo de la ciudad, pero ahora he vuelto, limpia y renovada.

Ahora pasan los días sin pausa, entre visitas y amigos.

La extraña sensación de querer regresar después de mucho tiempo.

Nos vemos pronto.
























(japoneses con bolas de contact.)

lunes, 3 de junio de 2013

Devrim


Cuando llegué en Septiembre, Estambul me decepcionó.
Tras haber pasado dos años en España al pie del cañón de las reivindicaciones políticas; la ciudad se presentaba bajo las garras de un capitalismo brutal y un crecimiento industrial descontrolado. Pero nadie reivindicaba nada. Las manifestaciones que había, apenas llegaban a las doscientas personas, cuando aquí hay unos veinte millones de habitantes...

Pero ahora... Estambul ha despertado.

Nunca había visto la plaza de Taksim tan bonita como está ahora.
Banderas de todos los colores cuelgan de cualquier farola. Hay sitio para todo el que tenga algo que decir: homosexuales; kurdos; turcos; aficionados del Galatasaray, del Fenerbaçe y del Beşiktaş, partidos de izquierda e incluso alguna chica cubierta por el velo.Y una vez más queda demostrado que cuando la policía se va, no cunde el pánico; sino que las personas empiezan a organizarse. Y ahora, gracias a todos los voluntarios que trabajan de manera altruista por la causa, el parque cuenta con cocina, servicio de limpieza y servicio de emergencias sanitarias para todo el mundo de manera gratuíta.

Todo el mundo tiene algo que reivindicar y los gritos de "Tayyip, dimisión" no cesan en ningún momento.

Las pintadas y los símbolos cubren ahora todos los rincones de la plaza y de Istiklal.

Los músicos kurdos animan a la gran multitud que se congrega en Gezi Park.

Lo que el viernes fueron barricadas construidas con autobuses en llamas, hoy son un buen asiento para todo aquel que desee descansar a la sombra.

Los vendedores de sandía y de köfte hacen su agosto.

Pero, sin ser yo amiga de los nacionalismos, quizá lo que más me guste sea que hay banderas turcas por doquier. Es como si la gente dijera: -Turquía no es el gobierno. Turquía somos nosotros y el gobierno es otra cosa".


Brilla el sol. Hay esperanza.