lunes, 15 de febrero de 2016

Lluvia en Marrakesh




¿Quién habría de decir que existe una pueblo más ruidoso, caótico y desordenado que los turcos?
Los marroquíes gritan el doble, tienen un tráfico el triple de confuso y te timan el cuádruple. Las calles rebosan bullicio y todo el mundo te pide dinero. Pero una vez superado el shock inicial, te acostumbras a la vida enfocada en la calle, a las sonrisas constantes, al buen humor.

El cielo de Marrakesh se llena al atardecer cuando cantan las mezquitas y la plaza está llena de carros de caballo, como si de la Feria de Sevilla se tratase.

Las caras son expresivas, las miradas intensas, las mujeres bellísimas.

Puedes comer muy barato en las plazas. Sopa harira, pan ácimo, dátiles, dulces de miel. Batidos de aguacate.



Hablamos de la vida y de filosofía con el chico del hostel. Nos comenta un punto de vista interesante sobre el ISIS:

Siendo Israel el único enemigo real del Islam, es sospechoso para los musulmanes de a pie que no se haya producido ningún ataque a este territorio. ¿Qué sentido tiene entonces atacar a países occidentales que no demuestran oposición nacional al Islam, siendo los israelíes opresores y enemigos manifiestos del pueblo palestino?
Por este motivo, los musulmanes que aquí he conocido, plantean que el Isis no es una organización religiosa ni representativa del Islam, sino una creación puramente política de potencias exteriores.








Hoy llueve en Marrakesh.

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