viernes, 14 de diciembre de 2012

Galata Kulesi


El vendededor de pájaros mecánicos de la torre de Galata tiene un país propio.
Su país está en una montaña donde no había nada. Él llegó y plantó su bandera.
No hay personas, sólo viven él y los animales.
Hay pocos edificios. Hay una escuela en la que no hay alumnos aunque él es el profesor; además, hay un hospital.
Hay monos y burros. El medio de transporte es el helicóptero y lo conduce un chimpancé.
También hay un loro, que es hacker.

Ahora el vendedor de pájaros mecánicos no está en su país porque está cumpliendo condena aquí.
En su país cuando haces algo malo te envían a la Tierra como castigo.
Él pisó la cola de un gatito y un jurado concluyó que debía pasar un tiempo fuera.
Cuando sea el momento de volver, vendrá el chimpancé del helicóptero para llevarlo de vuelta.




Entonces Germán y yo nos despedimos del vendedor, huyendo del increíble frío de la ciudad.
Lo habíamos conocido cuando hacía volar uno de sus pájaros y este quedó enganchado entre las ramas de un árbol. "No problem", nos dijo. Y ni corto ni perezoso trepó al árbol y movió las ramas. 


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